Para no bajar mucho la moral sirva de consuelo que en nuestro viaje al baño de esta semana no nos acompaña la extinta retórica sino la todavía vigente geografía y que el protagonista xa toleara, creo, en aquel momento:
JOSÉ MARÍA VAZ DE SOTO DESPEÑAPERROS
Nacer en una aldea andaluza del neolítico, vivir en medio
de la naturaleza y aprenderlo todo o casi todo antes de conocer el abecedario;
ir a la escuela del pueblo y tomarse aquellas cosas a broma, las letras, los números,
¿para qué todo esto?, las provincias, los ríos, ¿qué provincias, qué ríos?;
ingresar más tarde en el internado y entender ya para siempre que todo es una
lucha y que uno está verdaderamente solo contra el mundo entero; luchar, luchar
para salir adelante; bogar, bogar para mantenerse a flote en aquel piélago de
semanas y cursos, de trimestres y lunes, de exámenes y declinaciones, ¿para qué las declinaciones?, y, como el que
necesita aire para respirar, tener que componerse (a falta de mejor literatura)
las propias novelas y tebeos (a falta de los tebeos y las novelas que leían los
niños de la calle y que allí dentro eran perseguidos como una herejía); salir.
por fin, salir a glorias, a rocíos... para acabar un día en el aislamiento
casi absoluto de Mulhouse
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