Jules
Vallès
[1.
Aún no he acabado la munición, ni mucho menos. Jules Vallès (1832-1935) fue un revolucionario que se salvó de la
condena a muerte por su participación en la insurrección parisina de 1871
durante la guerra franco-prusiana exiliándose a Inglaterra. Su éxito como
escritor se cimentó en la trilogía protagonizada por su alter ego Jacques Vingtras: El niño; El bachiller y El insurrecto.
Sobre la primera Zola escribió un artículo diciendo que era lo mejor que había
leído en diez años. La verdad es que sorprende la fuerza del narrador, siempre
adaptado a la edad del personaje. En otras obras directamente
autobiográficas - El testamento de un bromista y, sobre todo, Recuerdos de un estudiante pobre – se repiten fragmentos extensos
de la trilogía. Vallès/Vingtras fue hijo de una campesina ignorante y de un
profesor de latín de primera enseñanza que anhelaba que su hijo siguiera,
mejorado, sus pasos. Pero Vallès, cuanto más se empapa (forzado a su pesar) de
clasicismo y latinidad, tanto más lo odia y desea liberarse de esa carga muerta, que condena a una vida de
miseria e imposibilita para la acción democrática y la lucha por los oprimidos.]
Todos sus
libros son una sucesión constante de alusiones despreciativas al objeto de su
odio y a sus maestros (incluido él mismo cuando sobrevive a base de clases
particulares): mi padre rociaba a los
chiquillos con latín y griego…todavía tenía a cinco o seis cretinos que después
de clase le escuchaban en círculo en una sala del liceo; comerciante en lenguas muertas;
vendedor de participios; hubiera
preferido estar con vosotros, con el arado o en el establo, a entrar en la casa
del latín etc. Reseñarlas sería publicar su obra completa. Como resumen,
baste la dedicatoria que abre el segundo volumen de su trilogía:
«A quienes
alimentados de griego y latín, se murieron de hambre, dedico este libro»
Y de su actitud sarcástica sobre su preparación para
la vida a través de las lenguas clásicas, me he decantado por este pasaje de El testamento de un bromista:
¡He dado un paso en la vida! Pero la toga de sabio
apenas se sostiene sobre mis hombros gracias a un solo alfiler.
¡Comprender todo el significado de Polyphlosboio!
El profesor vino a comunicárselo
a mi madre.
“¡Señora mía, es un
acontecimiento, todo un acontecimiento! ¡Cuando un niño sabe lo que significa
Polyphlosboio, cuando comprende bien todo cuanto hay de armonioso, profundo, de
claro y, si se quiere, también de tenebroso en esa palabra, en la que se
sostiene todo el genio de Homero, ese niño ha alcanzado las columnas de Hércules de la gramática!
¡Sí, señora, las columnas de Hércules! Y no sólo es un colegial que conoce su
camino, sino un alma que habla, un corazón que despierta…”
-¿A qué profesión podría uno dedicarse cuando sabe qué
significa todo eso de poalü-fos-boyo?
[= aprox. a poilu-fosses-boyaux = peludo-zanjas-tripas. N del T. Luis E.
Rivera] – preguntó mi madre sin mucho interés
-
A todas- replicó el
profesor con una sonrisa discreta.
[2. La fórmula polyphlosboio thalasses tiene una
amplia tradición satírica en la literatura inglesa del XVII]
[3. Para los no pusilánimes, que puedan aguantar 1000
páginas repletas de denuestos sobre su vocación sin acusarlo, sus obras se
publicaron años ha en Alianza y Bruguera, pero han reeditado la trilogía aquí,
y los dos otros libros, a un precio asequible, en la editorial Periférica. Hay
momentos desternillantes: el profesor de filosofía del monigote de El Bachiller clava a toda la especie,
aunque en este libro el tratamiento del latín no es profundo sólo flota por
todas sus páginas]
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