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viernes, 7 de marzo de 2014

LATINVM AD LATRINAM (XIX): POLYPHLOSBOIO



Jules Vallès

[1. Aún no he acabado la munición, ni mucho menos. Jules Vallès (1832-1935) fue un revolucionario que se salvó de la condena a muerte por su participación en la insurrección parisina de 1871 durante la guerra franco-prusiana exiliándose a Inglaterra. Su éxito como escritor se cimentó en la trilogía protagonizada por su alter ego Jacques Vingtras: El niño; El bachiller y El insurrecto. Sobre la primera Zola escribió un artículo diciendo que era lo mejor que había leído en diez años. La verdad es que sorprende la fuerza del narrador, siempre adaptado a la edad del personaje. En otras obras directamente autobiográficas  - El testamento de un bromista y, sobre todo, Recuerdos de un estudiante pobre – se repiten fragmentos extensos de la trilogía. Vallès/Vingtras fue hijo de una campesina ignorante y de un profesor de latín de primera enseñanza que anhelaba que su hijo siguiera, mejorado, sus pasos. Pero Vallès, cuanto más se empapa (forzado a su pesar) de clasicismo y latinidad, tanto más lo odia y desea liberarse de esa carga muerta, que condena a una vida de miseria e imposibilita para la acción democrática y la lucha por los oprimidos.]  

Todos sus libros son una sucesión constante de alusiones despreciativas al objeto de su odio y a sus maestros (incluido él mismo cuando sobrevive a base de clases particulares): mi padre rociaba a los chiquillos con latín y griego…todavía tenía a cinco o seis cretinos que después de clase le escuchaban en círculo en una sala del liceo; comerciante en lenguas muertas; vendedor de participios; hubiera preferido estar con vosotros, con el arado o en el establo, a entrar en la casa del latín etc. Reseñarlas sería publicar su obra completa. Como resumen, baste la dedicatoria que abre el segundo volumen de su trilogía:

«A quienes alimentados de griego y latín, se murieron de hambre, dedico este libro»



Y de su actitud sarcástica sobre su preparación para la vida a través de las lenguas clásicas, me he decantado por este pasaje de El testamento de un bromista:

  ¡He dado un paso en la vida! Pero la toga de sabio apenas se sostiene sobre mis hombros gracias a un solo alfiler.
 ¡Comprender todo el significado de Polyphlosboio!
 El profesor vino a comunicárselo a mi madre.
 “¡Señora mía, es un acontecimiento, todo un acontecimiento! ¡Cuando un niño sabe lo que significa Polyphlosboio, cuando comprende bien todo cuanto hay de armonioso, profundo, de claro y, si se quiere, también de tenebroso en esa palabra, en la que se sostiene todo el genio de Homero, ese niño ha alcanzado las columnas de Hércules de la gramática! ¡Sí, señora, las columnas de Hércules! Y no sólo es un colegial que conoce su camino, sino un alma que habla, un corazón que despierta…”
 -¿A qué profesión podría uno dedicarse cuando sabe qué significa todo eso de poalü-fos-boyo? [=  aprox. a poilu-fosses-boyaux = peludo-zanjas-tripas. N del T. Luis E. Rivera] – preguntó mi madre sin mucho interés
 -          A todas- replicó el profesor con una sonrisa discreta.

[2. La fórmula polyphlosboio thalasses tiene una amplia tradición satírica en la literatura inglesa del XVII]
[3. Para los no pusilánimes, que puedan aguantar 1000 páginas repletas de denuestos sobre su vocación sin acusarlo, sus obras se publicaron años ha en Alianza y Bruguera, pero han reeditado la trilogía aquí, y los dos otros libros, a un precio asequible, en la editorial Periférica. Hay momentos desternillantes: el profesor de filosofía del monigote de El Bachiller clava a toda la especie, aunque en este libro el tratamiento del latín no es profundo sólo flota por todas sus páginas]

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