Al socaire del anonimato que me dan estos días
semivacacionales, voy a dar comienzo a mi enésima sección: loci similes,
que, en el román paladino de esta zona noroccidental, podía también llamarse Xa
o dicía eu. Para el debut, traigo a colación un artículo de Enrique
Moradiellos, quem honoris causa nomino, sobre la influencia de
los pedagogos, publicado el viernes en El País, diario que, por cierto, tanto
ha contribuido a que esos socratitos hayan invadido nuestro sistema educativo.
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