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miércoles, 13 de mayo de 2015

LA FLIPPED CLASSROOM, NABOKOV Y LAS TROMPETAS DE JERICÓ

Entonces los sacerdotes soplaron las trompetas, el pueblo prorrumpió en un grito ensordecedor y los muros se desplomaron sobre sí mismos   (Josué, 6.20)
 [1. Ahora que no hay asignaturas, todo son proyectos y flipan alumnos, flipan profesores y el poder flipante tiene la fuerza de las trompetas de Jericó para derribar hasta los muros jesuíticos, arrumbando las clases magistrales y sus decimonónicos profesores (de letras, a poder ser), me viene a la mente un pasaje de una novela de Nabokov, Pnin, escrita hace más de 70 años. En ella el autor con su humor habitual cuenta las tribulaciones de Timofey Pnin, un ruso exiliado a EE.UU que malvive dando clases de su idioma.  Durante una velada en su casa los profesores de su escuela entablan una conversación acerca de los métodos modernos (1957) de educación, donde Nabokov satiriza las líneas maestras de los nuevos sacerdotes.]


Los demás escuchaban el análisis que Hagen hacía de los métodos modernos de educación:

-Podéis reíros, podéis reíros, pero afirmo que la única forma de salirse de ese embrollo consiste en encerrar al alumno en una celda insonorizada y eliminar el aula.

-Sí, es verdad -le dijo Joan a su marido en voz baja

-Me alegra que estés de acuerdo, Joan -prosiguió Hagen. Sin embargo, hay quien me ha llamado enfant terrible por el hecho de haber expuesto esta teoría, y quizá no te resulte fácil seguir estando de acuerdo conmigo cuando me hayas escuchado hasta el final. Habrá que poner a disposición de este estudiante aislado discos fonográficos que traten de todos los temas posibles...

- ¿Y la personalidad del profesor? -dijo Margaret Thayer-. No me dirás que eso no cuenta.

-¡Desde luego que no! -gritó Hagen-. ¡Ahí está lo trágico! A ver, dime, ¿quién quiere tenerle a él de profesor! - señaló al radiante Pnin-. ¿Quién quiere su personalidad?  ¡Nadie! (…).  El mundo no quiere a Timofey. El mundo quiere máquinas.

-Se podría conseguir que Timofey saliera televisado- dijo Clements. (…)

-¿Y qué opinas tú de mi polémico plan? -le preguntó Hagen a Thomas.

-Yo te diré qué opina Tom -dijo Clements (…) Tom opina que la mejor forma de aprender cualquier materia consiste en convertir las clases en coloquios, lo cual significa permitir que veinte jóvenes y un neurótico presuntuoso discutan durante cincuenta minutos acerca de una cosa de la que ni ellos ni su profesor tienen ni idea.

-Me veo en la obligación de protestar, Laurence -dijo Thom-. Un coloquio relajado, en una atmósfera de generalizaciones amplias, me parece una forma de enseñanza mucho más realista que el anticuado monólogo del profesor.



[2. LATINVM AD LATRINAM. Si alguien ha llegado aquí en busca de una ración de crítica específicamente latina, no se irá de vacío. Si tiene tiempo y sabe reírse de sí mismo, puede leer un cuento de juventud de Julio Verne inédito hasta 1991 y no traducido al español hasta 2010: El matrimonio del señor Anselmo de los Tilos Recuerdos de un alumno de octavo. La sátira es demasiado grotesca, pero tiene algún golpe bueno. Se puede leer completo aquí. Por cierto, este fin de semana me voy a Santiago al curso Latine doceamus, latine discamus: espero no volver hecho un Naso Paraclet.
3.Dispongo de otra vacuna - de más de 100 años- contra la proliferación de “proyectos”. La próxima semana, a la vez que os cuento cómo me fue en Santiago, os hablaré de su eficacia, porque también proyecto ir a Coruña al III Encuentro inspiraTICs: Proyectos innovadores desde las aulas gallegas, de la Plataforma Proyecta, fundación de Amancio Ortega Gaona].

miércoles, 21 de enero de 2015

AL GRIEGO POR SU DIFICULTAD Y AL AMOR POR SUS PARTÍCULAS

[1. En El profesor Unrat (1905), Heinrich Mann  cuenta la historia de un profesor de latín de ciudad de provincias fracasado, solterón y amargado que un día pierde la cabeza por la señorita Frölich, una artistucha de cabaret de dudosa reputación. Esta relación le llevará a la ruina, al escándalo y, finalmente, a la cárcel. Lectura especialmente recomendable para toda persona que, como yo, atesore las tres codiciadísimas prendas de profesor de latín, cuarentón y solterón. La peripecia vital narrada es semejante a la de la magnífica Risas en la oscuridad de Nabokov o la película estrenada hace poco Antes del frío invierno de Philippe Claudel.
               
Cuando el profesor (en realidad una grotesca caricatura) ya está engatusado, la artista intenta hacer un esfuerzo por entrar en su mundo y nada mejor para ello que recibir clases de la especialidad de su protector:]

De pronto un día ella le anunció que quería aprender latín. Él la complació al momento. Ella lo dejaba hablar, fallaba las respuestas o simplemente no las conocía y etonces lo miraba fijamente, absorta en el montón de preguntas que se hacía a sí misma. En la tercera lección, le preguntó:

- Dime, Unrat mío¿qué es más difícil, el latín o el griego?

- Normalmente el griego- respondió él.

Pues entonces quiero aprender griego- anunció ella.

Él, encantado, preguntó:

- ¿Pero por qué?

- Precisamente por eso, pequeño Unrat.

Y lo besó. Aquello pareció la parodia de una terneza, pero no lo era; ella lo hacía con sentimiento. Unrat la había convertido en una mujer ambiciosa y ella, para honrarlo, pedía clases de griego, en vez de latín, porque era más difícil. Su petición era una declaración de amor, la declaración anticipada de un amor al que ella quería obligarse.


[2. Pero no regreso aquí para dar cuenta simplemente de mi envidiable situación y y discutir sobre la mayor dificultad del latín o el griego, sino para romper una lanza a favor de las injustamente preteridas partículas griegas. Las pocas veces que para desgracia de los alumnos he tenido que dar griego lo he hecho con menos entusiasmo y menos resultados –si cabe- que con el latín. El no dominar ni medianamente esta lengua me obligaba a convertir las clases en una sucesión exclusiva de ejercicios de morfología, sintaxis, diccionario etc. con todo el nivel gramatical que se quiera pero en todo caso dentro de unos límites muy estrechos. Creo que los alumnos se irían con una idea del griego parecida a la que circulaba en tiempo de mi madre sobre el latín: “El latín no se aprende: sólo se estudia”]

[3.Como consecuencia de ello, nunca he sabido transmitir realmente la importancia de esas partículas fundamentales que escanden las frases de Jenofonte, Platón, Demóstenes y compañía. O bien me poblaban las traducciones de mecánicos “por un lado…por el otro…” o bien, ante mis protestas, dejaban de traducirlas sistemáticamente: eran piezas desechables del rompecabezas  al que se limitaba para ellos/mí la lengua griega. Nada más lejos de la realidad. Su fuerza es tal que no sólo estructuran la forma de ver el mundo de los antiguos helenos sino que son capaces de provocar entre nosotros el sentimiento más elevado que podemos concebir. Si no, que se lo digan a Unrat, que cayó rendido a sus pies:]


Para compensar el fracaso de sus sentimientos, se empeñaba de vez en cuando todo lo que podía en las clases de griego. Unrat, con la cara iluminada, avanzaba a toda prisa, temblando, hacia las partículas. Cuando abrió el libro de Homero y le le mandó por primera vez un μέν  … δὲ νῦν, cuando oyó aquellas sílabas tan amadas saliendo finalmente del rostro maquillado de la artista Frölich, de sus labios finamente pintados, su corazón dio un vuelco. Tuvo que apoyar el libro y sentarse. Todavía no había recobrado la respiración cuando levantó de la mesa la pequeña, suave y siempre algo grasienta mano de la artista Frölich y le dijo que no estaba dispuesto a a separarse de ella ni un segundo de lo que le quedaba de vida. Quería casarse con ella.

              Espero que otros tengan un éxito semejante en transmitir el amor –el verdadero, claro – que encierran las palabras griegas. Para ello, de Homero, claro, ni hablar.
                                                                                                                                   

lunes, 16 de junio de 2014

EXAMEN PAU RAZONABLE EN GALICIA

Al fin me hice con un ejemplar. El protagonista es el mismo, pero se cortó por donde se debe. Se  ve que PAU también fue Magister alguna vez. La opción B no es fácil ni difícil, ya dije que no la puedo ver (y lo cumplo).


COMBATE ENTRE MAGISTER Y PAU

El viernes me desperté de madrugada y no pude seguir durmiendo, importunado por la cena copiosa y el disgusto por el desplome del tiqui-taca. Así que abrí la ventana y me disponía fumar un pitillo cuando vi salir del Goanna, el pub antelucano de mi pueblecillo, a mi vecino Magister con serias dificultades para mantener el equilibrio, sin duda por culpa de una de sus habituales ingestas etilícas de fin de semana. Y mientras me divertía viéndolo a duras penas alcanzar nuestro portal, he aquí que aparece un hombre madrugador, bien arreglado, que de lejos se echaba de ver que iba a cumplir con sus obligaciones laborales. Al pasar junto a Magister, lo agarró para que no cayese y comenzaron a hablar, pues parece que se conocían. Como estaban algo lejos y Magister pronunciaba con dificultad, parte de lo que trataron lo adiviné más que oírlo. Por eso transcribo en negrita aquello de lo que puedo dar fe.

PAU: ¡Hombre, Magister! Precisamente me he levantado temprano para corregir los resultados de tu trabajo del año.
MAGISTER: (Algo alterado por los vapores). A ti te quería ver para decirte dos…
PAU: (Atajándolo). Ya sé, ya sé. Lo de todos los años, que el examen era difícil y que así no vamos a ninguna parte…Si ni siquiera sabes las notas de tus alumnos.
M.: No es cuestión de la dificultad ni de las notas; es que no me parece adecuado el texto.
PAU: Sí, claro. Vosotros querríais que el examen fuera una frase como  Sed res per consulem tantum prospere gesta est, y que indiscriminadamente todos sacasen un diez.
M.: No es eso. Esas frases son precisamente las que no hay que poner, porque tantum, aunque en Eutropio es mayoritariamente el adverbio “solamente”, aparece perdido en el diccionario Vox en la línea 29ª de su entrada. Si el profesor, no se acordó de decirla que la subrayasen…
PAU: Bueno, al grano: ¿a qué frase le pones pegas?
M.: No estoy muy seguro, porque nadie lo subió a Internet y los compañeros siempre se olvidan de traer el examen de latín, como hay pocos alumnos, les parece marginal, si sus hijos no la cogen...
PAU: Si no lo viste, ¿de qué te quejas?
M.: Es que vi el examen de Extremadura y me pareció dificilillo. Y paseando por la tarde vi por la otra acera a uno de mis alumnos que se iba al Arde Lucus, le pregunté a voces qué tal le fue y me dijo “de Nerón y parricidios” a la vez que con el pulgar me hacía el gesto de OK y
PAU: ¿Entonces?
M.: Es que la frase ut spectaculi eius imaginem cerneret, quali olim Troia capta arserat es inadecuada porque la correlación is…qualis no es muy común y con el antecedente en genitivo modificador de un sustantivo en genitivo y el consecuente en ablativo con el sustantivo elíptico es inusitada. Para un profesor de enseñanaza media como yo es incluso un caso único. De hecho, la primera vez que la leí la interpreté como una comparatio compendiaria, del tipo quali spectaculo fruiti sunt quii adfuerunt tum cum olim etc.
PAU: Creo que el alcohol te hace ver cosas enrevesadísimas. Simplemente es un ablativo de circunstancia acompañante: de un espectáculo “de tales características, con (-i) cuales características (qual-) en otro tiempo” etc. Es decir, como el movimiento de la frase deja ver fácilmente:” un espectáculo tal como el que se vio cuando en otro tiempo ” etc.
M.: Sí, ya hace dos años, con respecto a non levius bellum quam Hannibal paraverat  apareció el movimiento de la frase. Pero a mí no me acaba de convencer.
PAU: Lo que pasa es que queréis un latín chapurreado, sin  nada de gramática y cuando aparece algo en que mínimamente…
M.: Eso sí que no es cierto. Utilizamos odas las víasque podemos para enseñar latín, eso incluyeque también les atiborramos de gramática. Si no les enseñásemos gramática, nos importarían un pimiento las dificultades gramaticales que presentan esas frases. El problema es que en la frase de Aníbal, el alumno la traducirá bien porque bellum es femenino en español y no se parará a pensar si el quam es relativo o comparativo ni si hay una braquilogía: bellum quam quod. Simplemente traducirá: más grande que la guerra que etc. Lo mismo pasa con el spectaculi eius quali.
PAU: Entonces no es para tanto.
M.: Pero el alumno normal no podrá dar cuenta exacta del valor del quali y por qué lo traduce así. Se favorece al simplemente inteligente que no ha hecho caso de las reglas gramaticales y se perjudica al que las ha estudiado pacientemente y las aplica a la hora de traducir, que le da vueltas a la frase porque se acuerda de que su profesor le dice que no se puede traducir nada sin antes haber comprendido perfectamente las estructuras. Es, por lo menos, incongruente.
PAU: No debe ser para tanto, porque a tu alumno no le ha ido mal.       
M.: Pero no es cuestión de eso. Antes me cortaste cuando te contaba mi encuentro con él. Entrando en la estación de autobuses, aún añadió: “¡Me lo había leído!”.
PAU: ¿Qué quiere decir?
M.: Que cuando acaba el curso, en vez de seguir dando clases como otros, yo sólo les recomiendo que hagan una rápida lectura del  libro entero de Eutropio, que ya han traducido en una buena parte.
PAU: ¿Y se acuerdan de lo que leyeron?
M.: Creo que no lo harían si el pasaje fuera normal, pero sí si es excepcional.
PAU: ¿Qué quieres decir con “excepcional”?
M.: Les digo que se salten lo ya traducido o los pasajes parecido pero con otros protagonistas, pero que estén muy atentos a ver si alguien se acuesta con su hija, pesca con redes de oro o mata a su madre.
PAU: ¿Y por qué ese gusto morboso?
M.: Porque si no conocen la historia, porque el profesor no tuvo dotes adivinatorias, y en el examen alguien se prostituye tocando la lira, igual se quedan perplejos y empiezan a enredarlo todo antes de poner algo que les parece imposible.
PAU: Ya veo que no te vale nada. Es muy fácil criticar la labor ajena. No sabes lo difícil que escoger un texto de tres líneas para evaluar con justicia los conocimientos de alumnos ajenos.
M.: La verdad es que no lo sé. Pero creo que deberían tenerse en cuenta dos principios.  El primero, hacer el esfuerzo de ponerse en el lugar del alumno.
PAU: ¿Cómo?
M.: Abstraerse de todo lo que sabes y quedarte con los solos conocimientos y herramientas que debería tener un buen alumno de latín en 2º BAC y enfrentarte al texto que has elegido.
PAU: Si fuera posible hacer eso, ¿de qué valdría?
M.: Te valdría, por ejemplo, para hacer el esfuerzo de buscar todas y cada una de las palabras del texto en el diccionario VOX y ver que bajo el lema “prostituo” sólo aparece una traducción: “prostituir”, y  que es posible que un alumno mínimamente reflexivo se quede estupefacto al ver que alguien se prostituye bailando y tocando la lira. De ahí a llenar el ejercicio de disparates hay un pequeño paso. Y, por supuesto, no debería haber ninguna trampa gramatical.
PAU: Dijiste dos, ¿cuál es el otro?
M.: El texto debería evitar lo más posible el tener que buscar palabras en el diccionario. Casi soy partidario de no permitir su uso.
PAU: Claro. Así sólo se podrían poner media docena de fragmentillos adivinables y, además, chupados.
M.: Creo que no. Habría algo menos de dificultad gramatical, es cierto, pero se podrían poner fragmentos bastante más largos donde el alumno diera cuenta de su saber la lengua latina por su conocimiento de vocabulario y de la materna por su traducción. No habría que eliminar ningún fragmento porque las palabras más difíciles se proporcionarían en el examen, incluso, si se quiere, en el formato VOX. Se podría incluso elaborar una lista del vocabulario mínimo exigible gracias a las listas de frecuencia de Intratext.
PAU.: ¿Y la gramática?
M.: Para eso está la pregunta gramatical. Si el texto fuera más sencillo, se podría aumentar incluso un poco su valor, para que den cuenta de su técnica. Lo que no puede ser es que alumnos tirando a buenos se salven por un truco y vean que el trabajo de tres años no les valió para nada porque, ya se sabe, los romanos eran gente che no si sapeva da donde veniva, no si sapeva dove andava, faceva in genere cose banalissime o folli
PAU: No sé. Bueno, de todo lo que dices veo que, por lo menos, en algo estamos de acuerdo: estás pensando siempre en Eutropio como autor.
M.: Sí, al principio tenía mis dudas, pero cada vez me gusta más, porque son capaces de traducir capítulos enteros sin tocar el diccionario.
PAU: Y de Fedro, ¿qué me dices?
M.: A ese lo odio. Tengo escrito un decálogo para prohibir su uso para aprender latín. No sólo es inadecuado sino nocivo porque… cargado… copas…pero…el lunes…


            Y aquí terminó el combate porque a Magister ya no se le entendía nada y PAU lo convenció para que entrara en el portal. Encendí un pitillo y lo disfruté morosamente. Cuando volví a la cama, todavía se oía a Magister luchar infructuosamente con la cerradura.

martes, 25 de marzo de 2014

LATINVM AD LATRINAM (XXI): APRENDA LATÍN EN 15 DÍAS



[Abhinc quattuor dies adfui  congressui de hodiernis ad docendum instrumentis Campi Stellae habito. In honorem laboris Alvari Vilarinni et omnium qui renovatione rationis linguae latinae docendae studiose se exercent, hodie mecum apporto antiquum testimonium hispanicum cum eorum  conatibus congruens. Braulius Faux (MDCCXCI- MDCCCLXV) scripsit curiosissimum opus  cui titulus est “Vida de Pedro Saputo” (ed. Catedra, Litterae Hispanicae, et hic). Petrus Saputus est puer ingenio acutissimo  qui traditos mores institutionis scholaris reicit et omnes artes per se usu mirabiliter discit: litteras, musicam, textilia, picturam et reliqua. Post conatum linguae latinae discendae per nominativos et coniugationes, scolastichis per vicos ludentibus se iungit et hoc evenit:]

            No hacía aún una hora que dormía, cuando acertaron a pasar por allí cerca unos estudiantes que iban de motus (…) Viéronle y se acercaron (…)-Dejémosle en paz, dijo otro. -No, replicó otro, que le hemos de despertar y llevar con nosotros. Habló el cuarto (pues no eran más) y dijo lo mismo, y pareciendo bien a los dos primeros le despertaron gritando uno de ellos: expergiscere, frater, et surge. (Que quiere decir: despierta hermano y levántate.) Despertó en efecto, no por la fuerza del latín, que él no entendía, sino por el sonido de las palabras que entraron en sus oídos; y al verse delante los cuatro licenciados, pensó de pronto si serían alguaciles; pero violes algunos instrumentos músicos y reparando en el traje adivinó lo que eran. -Noli turbari, dijo el mismo, escolastici enim sumus, et te miramur et amore prosequimur. (Quiere decir: no te turbes, pues somos estudiantes y te contemplamos admirados y te queremos.) -Señores, dijo él ya levantado: si vuesas mercedes no me hablan en mi lengua, no entenderé lo que me dice. -Non licet nobis, dijo siempre el mismo, alio sermone uti quam latino. (No nos es permitido o no podemos hablar sino en latín.) -Señores, dijo él un poco entero; si vuesas mercedes me hacen la burla, díganmelo en lengua que lo entienda, y veré lo que me conviene. -Callad por vuestra vida, dijo uno de ellos al latino; el mozo tiene razón. ¿Qué vais a hablalle en latín? Sabed, joven excelente, que os hemos topado acaso y nos habéis parecido bien. Sentimos que no seáis de la profesión, porque os veníades con nosotros, y os certifico por la experiencia que de ello tengo, que pasaríades la vida más alegre que habéis de conocer en el mundo. -La profesión, señores, dijo él entonces, no me parece a mí cosa necesaria; ese latín es el que me pone algún estorbo al paso, porque se ofrecerá alguna vez hablalle y descubriré mi falsa ropa. -Yo os lo enseñaré, dijo uno de ellos, en quince días. -Pues yo, contestó Saputo, os doy palabra de aprendello en ocho, y os sobran siete para mirar y remirar la obra que habredes hecho (…) quedó ordenado de estudiante (…)

            En el mismo pueblo se hicieron con un Arte viejo que pidieron a un huésped, y tomándole Pedro Saputo, en un rato repasó los nominativos, en otro las conjugaciones, callando que las hubiese aprendido; tomó de memoria escribiéndolas en un papel las partes indeclinables de más uso, y en pocos días salió un mediano latino faltando poco de lo que prometiera cuando dijo que aprendería el latín en ocho días. Porque con el ejercicio de hablar siempre en latín entre ellos, muy pronto igualó a sus compañeros, y después en su casa le acabó de aprender con más fundamento.

                        BRAULIO FOZ, Vida de Pedro Saputo, Segunda parte, Cap. IX-X


[Bonos eventus  omnibus qui  pro lingua latina acerrime contra inertiam, pigritiam et fata pugnatis opto! Valete.]

viernes, 25 de octubre de 2013

LOCI SIMILES (V): LATÍN Y MATEMÁTICAS (y un elogio de la rosa de estrambote)


[He vuelto, como si nada. Para hacerme perdonar, voy a empezar con algo largo pero jocoso.]

El artículo de anteayer de Carlos Elías en El Mundo, La enseñanza que España se merece,




 me ha traído a la memoria una de mis lecturas veraniegas. El surrealista libro de Fornaciari

que adquirí sin estrenar por 5 euros en la feria del libro antiguo de Vigo a una clásica librería valenciana. Lástima que no me hubiera quedado con los otros cinco ejemplares. Las opiniones de este catedrático de instituto, emérito hace 50 años, en parte ponen los pelos de punta, en parte mueven a la carcajada. Desde luego, en la polémica Antiguos contra Modernos (muy viva a lo que se ve ya en la Italia de hace medio siglo, pero con los nombres cambiados) es fácil saber con quién se sitúa:

  


Su pasión por los análisis sintácticos (análisis lógico para él) le hace decir:


Y  en otro pasaje:



[Por cierto, puedo estar de acuerdo en muchas cosas del artículo del Mundo - salvo en que, obviamente, hablando de potenciar la lengua, el ejemplo del latín es desafortunado. En especial, no dudo de que sea en la carrera de Periodismo donde les enseñen a escribir. Y es que en  la Universidad, vista sin apasionamiento disciplinar, hay muchas cosas que sobran.]

Pero lo mejor está por llegar: aquí os dejo a Fornaciari dando el mayor do lírico de pecho que un profesor de latín jamás ha dado. No os lo perdáis. (Aún he de subir algo más de esta joya).

viernes, 12 de abril de 2013

LOCI SIMILES (II): LOS SOCRATITOS


               Si entre los 7 periódicos que compro a diario (explicación deducible de AVISO CORTES DE SERVICIO) EL PAIS tiene el dudoso honor de ser uno de ellos, es por joyas como el artículo aparecido el pasado sábado http://sociedad.elpais.com/sociedad/2013/04/05/actualidad/1365175865_448281.html


[Ad intra: voy a pasar por alto ciertos problemas corregidos digitalmente sobre la marcha (esto menos para el autor que para el editor: ¡ay la izquierda y la derecha!: parece que se confunden con facilidad)]

Ad extra: me refiero a perlas como las siguientes:
1. El niño convive de forma progresiva con el mundo desde que empieza a comer y dormir

2.  en las aulas del colegio público Aldebarán en Tres Cantos (Madrid) los alumnos de cinco años desarrollan su creatividad cada uno a su ritmo. Cada mañana se reúnen en asamblea y deciden qué quieren hacer, y las maestras encauzan sus deseos.


3.   Son las diez de la mañana y los alumnos del Aldebarán eligen el color de su cartulina... De fondo suena Nena da Conte, la música favorita del alumno de la semana. Bailan un poco y siguen con su tarea, salvo uno de los niños que no quiere hacer nada y la profesora le permite que se recueste en el suelo. Ellas opinan que es fundamental la implicación de las familias

Y no podía faltar mi música favorita:

4.  Es indiscutible que la infancia es la mejor edad para aprender a aprender


 Pero mi preferida, y la que da origen a esta entrada es:

Montse Julià, directora del centro Montessori-Palau (Girona), cree a pies juntillas la teoría de Robinson. “El niño no puede estar sometido a una rutina de asignaturas en un colegio en el que solo se le enseña a obedecer unas órdenes”. Por eso en las enseñanzas infantil y primaria de su colegio cada uno va por libre —“el tiempo es fundamental para que las ideas fluyan”—


que me ha recordado a a Aristófanes, Las Nubes   762 ss.


                No hagas girar siempre  tu pensamiento alrededor de  ti mismo; 
                más bien deja que vuelen por el aire tus ideas
                como un abejorro atado por una pata por un cordel





martes, 26 de marzo de 2013

LOCI SIMILES (I): APRENDER A APRENDER

Al socaire del anonimato que me dan estos días semivacacionales, voy a dar comienzo a mi enésima sección: loci similes, que, en el román paladino de esta zona noroccidental, podía también llamarse Xa o dicía eu. Para el debut, traigo a colación un artículo de Enrique Moradiellos, quem honoris causa nomino, sobre la influencia de los pedagogos, publicado el viernes en El País, diario que, por cierto, tanto ha contribuido a que esos socratitos hayan invadido nuestro sistema educativo.